7.06.2009

San Cristóbal, la misma ciudad que el 1 de enero del 94 fue el escaparate para que el Ejército Zapatista se presentara al mundo, tristemente es hoy una ciudad mansa y domesticada.
Para esos años la nueva revolución se podía ver pintada en cada esquina y en todas las paredes del centro; se oía en los cantos de los trovadores y en los tambores de los hippies de Santo Domingo; pasaba de mano en mano vía fanzines, periódicos independientes y en invitaciones a fiestas en las que se charlaba de sólo eso: la nueva revolución.
Hoy, de esos años nada más quedan los extranjeros traídos por el movimiento, ahora dueños de restaurantes vegetarianos, tiendas de ropa y accesorios de moda, espacios culturales y unos pocos se la viven haciendo malabares.
Y es en esta misma ciudad, la que fue rebelde y al mismo tiempo esperanzadora, hoy asesinan graffiteros y le ponen precio a su cabeza (20mil pesos al que sorprendan rayando y 5mil para el que lo denuncie); en esta misma ciudad trabajan en la calle niños, ancianos y mujeres indígenas por igual; en esta misma ciudad el PRI manda de manera interminable y la protesta ya no se ve por ningún lado.
Es cierto que esta ciudad ha cambiado tanto. Tanto que no la reconozco. Como si hubiera sido un espejismo o la representación imaginaria del lugar en el que me hubiera gustado vivir. Vivir…

-Fotografía tomada en SCLC, el 3 de julio de este año, durante la Marcha por el Orgullo de la Diversidad Sexual, el Amor y la Paz, en la que salieron a las calles no más de 20 personas.

4 comentarios:

Lidia Laflor dijo...

Es triste. Más allá de las revoluciones que pretenden reivindicar al grupo que las gesta, San Cristóbal de las Casas es -me atrevo a generalizar- ese lugar al que todos volvemos cuando traemos la cabeza hecha nudos, una duda que no nos deja pensar, una alegría por compartir...en fin, es ese lugar en el que por primera vez tomamos una cerveza juntos. Un abrazo fuerte y un beso tronado, que ya vuelvo.

P.D: En esa ocasión iba Mundo, celebrábamos la inauguración de su exposición, y lo hicimos en el Bar Fly.

PAPRIKA dijo...

SR. hace ya un rato que no me paso por su blog... ya sabe cosas de la vida "real" que se ha comido mi tiempo.
Ahora que trato de recuperar mi tiempo y mis vicios pasados... esos de noches en las muestras de cine, o de cervezas en casa de un amigo y charlas largas... de paseos interminables sin destino.
Su post y su imagen me puso melancólica... hace un rato que yo no vuelvo a San Cristóbal. a llenarme de ese aire que limpia el alma.
Llevo rato extrañando.
Pena me da darme cuenta que la "realidad" puede alcanzar incluso esos lugares mágicos.
... desde aquí un abrazo ...

Me alegro que usted no deje de hacer lo que bien sabe... y que bien le sale.

:)

se le quiere!

todavia dijo...

Me encanta esta foto...

ErikaMoralesGamboa dijo...

Tenía rato de no checar tus nuevas creaciones.
Soy de San Cristóbal y a mi me encanta no VER las calles de mi ciudad pintarrajeadas.
El derecho de expresión, siempre acarrea libertinaje y ante el espejismo de un movimiento que solo revolucionó los intereses y el dinero de muy pocos (samuel ruiz, el sr. x "comandante jajaja"), que según lo hacían por los más (indígenas)...naaa, todos se sirven de todos. ESA ES LA REALIDAD.
Y a quien vive ahí, pues que se aguante no. NO ARIEL, que bueno que se dejaron de anarquismos y romanticismos baratos. No hubo sustento desde los origenes de este asunto y si mucho que cosechar para quienes lo provocaron. Ya le paro, porque a mi si me prende y me puede la gente "de los tendidos", aqui "abajo en el ruedo es que se toma al toro por los cuernos" chicos.

SALUDOS.